domingo, 16 de octubre de 2011

La esposa de Dios

En Nueva York un niño de 10 años estaba parado, descalzo, frente a una tienda de zapatos apuntando a través de la ventana y temblando de frío.

Una señora se acercó al niño y le dijo: "Mi pequeño amigo ¿qué estás mirando con tanto interés en esa ventana?". 

La respuesta fue: - "Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos". 

La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño.

Preguntó si podría prestarle una palangana con agua y una toalla. El Empleado rápidamente le trajo lo que pidió. La señora se llevó al niño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes, le lavó los pies al niño y se los secó con la toalla. 

Para entonces el empleado llegó con los calcetines, la señora le puso un par de ellos al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de los calcetines y se los dio al niño. 

Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: 

-"¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora!"

Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño la alcanzó, la tomó de la mano y mirándola con lágrimas en los ojos le preguntó: 

- "¿Es usted la esposa de Dios?"

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡ Preciosa historía !