Hace poco leí en el muro de uno de mis amigos de las redes sociales, que estaba inscrito en un grupo de Autoayuda para manejar las emociones y no tener momentos de depresiones y bajones de ánimo, como decimos mas coloquialmente.
Llamó mi atención pues, en la mayoría de las veces que oigo, leo o converso sobre los temas de crecimiento personal, de desarrollo de habilidades, sale a relucir el tema de la Autoayuda, y más que un tema, es como especie de sanación milagrosa, de rituales sacrosantos que distan más de la realidad que de lo que muestran de manera tan bonita y en tonos suaves de color y voz...
Khalil Gibran afirma que la mayoría de las personas que ansían la libertad no están dispuestas o no quieren renuncias a las cadenas que las frenan o las sostienen a flote como salvavidas. Es parecida a la metáfora del elefante encadenado en el circo... Muchas veces acudimos en busca de ayuda a especialistas o recomendados terapeutas, calificados o no, para conseguir, encontrar la respuesta a nuestras incógnitas: ¿por qué me sucede esto?, ¿qué hice mal?, ¿en dónde me equivoqué? Y viene a mi mente la fantástica pregunta capciosa: ¿Cómo usted quiere que yo sepa qué hizo mal, por qué le sucede lo que está pasándole, en dónde y cómo se equivocó? si quien vivió, pensó, sufrió o disfrutó todo cuanto me dice.. Es usted...
Ahí entonces entra mi sagrada y divertida manera de aplicarle la psicología inversa, más bien del absurdo y me pregunto: ¿cómo es posible que gastemos tiempo y dinero en pagar a otras personas para que nos digan qué experimentar y qué sentir, qué hacer y qué decidir?, si la respuesta a todo esto lo tenemos dentro de nosotros mismos. ¿Por qué ver el menú afuera en la calle, teniendo cena en casa?...
En realidad se requiere de Acompañmiento cuando se realizan terapias para desarrollarnos como seres humanos y dejar atrás complejos y limitaciones mentales, y ahí es donde entramos los terapeutas... sin embargo he notado con tristeza que en muchos casos, nosotros abusamos de ese poder liberador para mantener atadas a estas personas ávidas de afecto y atención, sin darnos cuenta, o conscientemente del daño que le hacemos...
No hay peor negocio que el de vender esperanza a gente desesperada con sed de eliminar la desesperación parafraseando a Huxley. Y vemos librerías repletas de libros de Autoayuda, nuestros consultorios rebosantes de pacientes desesperados por serenarse, conseguir respuestas, alivio y en fin, todo aquello que añora el alma cuando se está encadenado al sufrir.
Mi recomendación es sencilla... su mejor amigo y mejor consejero es USTED MISMO, quien mejor se conoce, se tiene que soportar al oírle criticar y debe perdonar es USTED MISMO, y entonces ¿cómo hacemos?
Sencillo, párese frente al espejo, con la mejor de sus vestidos o si lo prefiere como Dios le trajo al mundo, mírese, detállese y dígase, en voz de conversación con un amigo, llamándose por nombre y apellido, todo lo que LE GUSTA DE SI en lo físico, en lo social, en lo familiar, en lo sexual... notará que habrán temas en los que USTED MISMO prefiere evadir, tapar o decir cosas que no son ciertas y ante eso, DESE CUENTA, FÍJESE y OIGASE bien y respire hondo y lentamente... y dígase lo que realmente piensa... haga este ejercicio varias veces hasta que se le haga sencillo y agradable... abrácese y sea nuevamente su amigo, USTED MISMO se lo agradecerá
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