Un gran pájaro, que vivía volando entre el aire de la tierra y el planeta de las
alas, donde vivian todos los pájaros, se desvió un día de su camino y
llegó a un planeta desconocido.
El pájaro vió que el planeta tenía grandes campos de flores amarillas hermosas piedras de todas las formas,
desiertos de arena, montañas cubiertas de nieve... En su superfície
caminaban muchas iguanas y lagartijas de todos los colores. Atraído por
el espectáculo, decidió bajar a la superfície. Las lagartijas y las
grandes iguanas resultaron ser muy amistosas y recibieron al pájaro como
a un amigo. Con sus nuevas amistades, el gran pájaro descubrió el
placer de caminar. Decidió quedarse en ese lugar desconocido para vivir
los placeres que hasta entonces no conocía. Creyó que era un reptil más.
Recorrió todas las montañas del planeta, corrió dichoso por entre los
campos de flores, aprendió a caminar entre las sinuosas dunas de los
desiertos y ayudó a sus nuevos amigos a mover las ramas y las hojas con
las que construian sus madrigueras.
"Un día, sin embargo, sintió que le hacía falta volar, que quería ver a sus viejos amigos los pájaros y
surcar el cielo con ellos vivir en el aire, ligero, como antes. Se
despidió entonces de sus nuevos amigos. Pero, cuando intentó emprender
el vuelo, se dio cuenta de que no podía volar. Había olvidado como
volar.
"Desesperado, pasó varios dias intentando mover las alas de nuevo, pero todo fue inútil. Entonces recordó que podía pedir ayuda
cantando el llamado de las alas. Al principio le costó mucho trabajo,
pero finalmente recordó como era su voz, y pasó muchos dias subido en la
montaña cantando. Cuando estaba a punto de perder las esperanzas, vio
una bandada de pájaros de todas clases que se dirigían hacia la montaña.
Eran sus viejos amigos del planeta de las alas. Cuando llegaron, les
contó su problema, y ellos le enseñaron a volar de nuevo. Antes de
partir volando con los demás, fue de nuevo a las tierras bajas del
planeta y se despidió de sus amigos los reptiles.
"Acompañado de los otros pájaros, volvió a su planeta, feliz por haber aprendido una lección. Él era un pájaro, su mundo era el aire, el vuelo, y no podía pretender ser aquello que no era.
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