miércoles, 6 de octubre de 2010

Síndrome de Asperger: Los juegos, los juguetes y Jesús


Los Juegos y Jueguetes de Jesús


Jesús, mi hijo con Síndrome de Asperger, tiene una gran cantidad de juguetes de todos los tamaños, colores y diseños. Para hacer feliz a cualquier grupo de veinte niñitos si los invitáramos a una fiesta de juguetes. Sin embargo a Jesús, le encanta jugar con los juguetes miniatura, los más pequeños, que se parezca en forma, color o modelo. 


Detenidamente, los mira, los estudia y me pregunta:


- Mamá, dice Jesús que quiere jugar afuera, ¿puede jugar Jesús afuera?. Me dice mi Jesús, siempre en tercera persona, y yo le sonrío y le pregunto:


- Y ¿dónde está Jesús, Jesús Eduardo?


Ahí parece que cae en cuenta, pues repite en voz alta, las voces y las palabras que oye durante el día. Cuando eso sucede, que le pregunto dónde está Jesús, inmediatamente hace contacto visual conmigo, me sonríe y me dice, juntando las manitas en mi rostro (eso me mata, me enamora, me pone embobada)


- Mírame mamá, soy yo, Jesús, Jesús tu hijo el "ponquiado", "Ponquiado de coñeco, no de grosero mamá"


Jajajajajajajajajaja


Me río, porque Jesús, saliendose de la norma y de la teoría que nos enseñó a los estudiosos del Trastorno Generalizado de Desarrollo, que los Asperger son de hablar y dialecto rebuscado, fino y bien estructurado, mi Jesús tiene retraso en el habla, por lo que asiste a terapia del lenguaje (a los amigos loritos le dice él, por lo de hablar y hacer ruidos, jajajajajaja) 


Ponquiado es Malcriado. Le decimos Jesús mi niño malcriado por lo consentido y salamero que se pone, por eso le acotamos que es malcriado de toñeco (consentido) y no de grosero... Él siempre lo aclara cuando usa la palabra


- Si Jesús, le respondo asombrándome y abrazándolo: eres mi Jesús el hijo malcriado de toñeco, no de grosero.


Cuando ubico a Jesús en mirarme, hablar refiriéndose a él mismo, en primera persona, le digo que puede jugar donde quiera, que una vez que termine, guarde nuevamente sus juguetes y se lave sus manos para merendar.


Es un momento grato, en la vida de mi Jesús, y un avance grande en su mejoramiento y calidad de vida. Es más sencillo entender cómo ve su realidad, que gastar palabras y minutos valiosos en largas explicaciones que, desafortunadamente no entenderá porque está en otra sintonía, usa el mismo aparato de radio, pero oye en FM y seguro yo le hablaría, si no supiera su condición de vida, en AM.


Siento que Jesús me ha brindado una gran oportunidad de mostrar cómo sin necesidad de desesperarnos, podemos hacer mucho por ellos. Él hace que sienta que la vida, en este lado de arco iris sea, sencillamente plena.

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