miércoles, 18 de enero de 2012

Síndrome de Asperger: Jesús sabe lo que quiere

Jesús, mi hijo con Síndrome de Asperger, de 7 años es una persona que sale de todo pronóstico y tipificación.

No porque sea mi hijo, no porque sea para mi, por el amor que le tengo, una persona especial, es porque en verdad es especial... no con la connotación acostumbrada; especial de inigualable.

Muchas veces recuerdo el comentario de una ex alumna, estudiante de Psicología que me decía que ella no pensaba que Jesús era Asperger porque recordaba bien todo, porque llevaba una conversación de manera coherente y porque era amigable... Noto que muchos ignoran realmente cuales son las características de los Asperger y con lo que les he de contar, creo que daremos mejores señales para detectarlos, conocerlos y ambientarnos a ellos, porque: ¿quién dice que los "raros" son ellos y no somos nosotros?

Desde hace una semana, Jesús está asistiendo a clases de música y de Artes marciales, karate para ser específica. Empezó el lunes pasado (09 de enero) en iniciación musical y como parte del programa le enseñaran por día un instrumento musical hasta notar cual será el talento. Como parte del área donde se desarrolla su vida, tiene fijo un instrumento: el cuatro, que es autóctono de Venezuela y otro que escogerá a su gusto y talento. Así el lunes tuvo teoría y solfeo, coro y cuatro, el martes teoría y solfeo, coro y flauta, hoy miércoles tuvo teoría y solfeo, coro y teclado (percusión) y mañana tendrá teoría y solfeo, coro y guitarra.

Asimismo empezó en karate pues debemos también ayudarle a mejorar su psicomotricidad gruesa, fina y socialización, como buen Asperger, Jesús se lleva bien con las personas adultas, o con los niños más pequeños, pero de sus edad hay situaciones conflicto y las artes marciales le dan disciplina, respeto al espacio ajeno, aprender a trabajar las frustraciones, competencia y competitividad, entre otras actitudes. Pues el karate lo practica los miércoles y viernes. Hoy luego de música nos fuimos a karate, la tercera clase.

Llegamos, el estuvo muy bien en su clase, hizo sus ejercicios bien, noté de manera objetiva que esta mejorando su destreza, sus movimientos y sigue mejor las instrucciones. En realidad me sentía contenta con esta actividad que le dará a Jesús orden y rutina... Al finalizar la sesión, nos despedimos como es costumbre con la reverencia a su sensei y Jesús le da la mano y le dice: (al maestro)

- Maestro seisei gracias, me gusta mucho los ejercicios, me pareció muy productiva, más no quiero seguir, soy un niño de paz no de guerra y sus gritos y patadas me procuran algo de nerviosismo e intranquilidad a mi corazón, no me gusta gracias, no sigo más con usted 

- Gracias por la sesión, , más yo seisei (sensei) soy un niño de paz, no de guerra, .

La cara del sensei y la mía misma, creo que era de foto, momento kodak...

Pues Jesús, en su ingenuidad, hizo valer el derecho de escoger lo que quiere y lo que no quiere, y es obvio que la música lo relaja y las artes marciales desordenan más su caos interno. Estos deportes de contacto no son para él. Su maestro aceptó la retirada de Jesús sin mostrar molestia y lo felicitó por ser como es: una persona honesta condigo misma.

¡Bien Jesús!... Eso me despertó ese sentimiento de defender nuestro punto, nuestra posición, de asumir la responsabilidad y hacer valer nuestros derechos. 

Gracias hijo maestro.


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