lunes, 19 de diciembre de 2011

VIDA

Estoy en el fluir de la vida.

Si siento que mi vida va tan rápido que no tengo el tiempo ni la energía para lograr todo lo que deseo, recuerdo que estoy en el fluir divino de la vida. 

En este fluir vivo, me muevo y tengo mi ser. 

Este parte de Dios en mí y emana a través de mí.

Al permanecer en el fluir de la vida, estoy receptivo al poder de Dios. 

Lo acepto como la energía de vida en mi cuerpo, expresada en cada átomo y en cada parte de mí. 

Soy revitalizado y me siento vibrantemente vivo. 

Al estar en el fluir de la vida, también acojo la sustancia de Dios. 

Esta sustancia fluye en mi vida como una abundancia que satisface toda necesidad. 

Afirmo que la esencia divina enriquece y prospera cada aspecto de mi vida. 

Toda la vida, el poder, la energía y la sustancia de Dios fluyen en mi vida y en mí.

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