martes, 10 de agosto de 2010

Una Ventana a los Castillos en el Aire Para Nautas y Legos

Desde que apareció la Internet y ésta estuvo al alcance a nivel mundial, al acceso de cualquier persona e individuo surgieron sin duda muchas interrogantes y sentimientos de miedo a lo desconocido; pues no se tenía bien claro la magnitud de lo que se avecinaba. Bien es cierto que hoy en día, a más de 20 años de su aparición en la vida del hombre, aún no sabemos con exactitud los límites y las limitaciones que ésta conlleva y tiene. 

A la mente me salta unas líneas que leí hace poco en un libro que uso para la realización de mi trabajo de Maestría, cito a Lanz y Ferguson (1994) “la utopía es el sueño de lo alcanzable, sólo basta con hacer germinar la semilla de la inconformidad por lo que es y madurar los deseos del ser, a través de lo que ya somos” (p. 55), al igual que los autores anteriormente referidos, el entrevistado, Armand Matterlad (Sociólogo belga nacido en 1936 que, al servicio de la Iglesia católica y de la Francia, vivió en Chile entre 1962 y 1973, convirtiéndose después en uno de los ideólogos franceses con más predicamento entre las izquierdas extravagantes de los países de lengua española, colaboró desde sus inicios en el Centro de Estudios de la Realidad Nacional CEREN y En 1974 trabajó en la película La espiral, dedicada a justificar las circunstancias de la vía chilena al socialismo, pronto fue integrado como profesor invitado en la Universidad de París VIII Saint-Denis, desde la que convertirse en teórico, ideólogo y comunicólogo globalizado al modo francés según la página http://www.filosofia.org/ave/001/a232.htm) menciona de manera consistente que en oportunidades creamos realidades de sueños que tenemos enmarañados en nuestra mente pero que no sabemos a ciencia cierta luego de realizados, para qué y por qué los hicimos realidad, pierden quizás entonces la posición ontológica de su origen, su razón de ser.

Mattelard objeta que a pesar de la globalidad de este medio tan audaz y abierto a cualquiera, está limitado en todo sentido pues, para accesar a información de autores, está lo que se conoce como patente o derechos de autoría, siendo esto, desde la perspectiva del entrevistado, algo incoherente que goza de incongruencia, si se creó la Internet como medio de comunicación que une países, derriba barreras y ofrece la información inmediata a quien la necesite, por qué entonces se empeñan en hacer de lo “colgado” o subido a las páginas de acceso a esta información catalogado o marcado con una firma. 

Bien dice el dicho que quién tiene la información tiene el poder, por eso es que se ven muchas páginas de acceso restringido a todo público pues se teme por plagios, renombrar artículos publicados, robo de ideas y demás incidentes temidos por investigadores internautas que usan este medio como biblioteca sideral y solicitan al usuario ser parte de esa fraternidad, registrándose sea de manera gratuita (la cual no da acceso total a la información sino una parte nada más) o por la suscripción dando una mensualidad para gastos de mantenimiento del sitio, entre otras claúsulas. 

Estoy de acuerdo a que debemos ser cuidadosos con todo lo que subimos, abrimos y leemos en la Internet, sin embargo para eso estás estatutos de ley que rigen qué debe y que no debe ser publicado y la responsabilidad que esto conlleva. Para la sociedad científica, Internet debería ser  parte de su método científico, como el apuntador, el cuadernos de citas o los libros a investigar, se acortaría distancias en cuanto a ir a los lugares donde conseguir la información y serían más cuidadosos de aquellos artículos y publicaciones que dejen a generaciones futuras.

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