viernes, 13 de agosto de 2010

La Flor de Lino



Florido, el jardinero, vivía en el país del lino y cultivaba una de las flores más bellas del planeta, las flores de lino 

Un día, al amanecer, mientras las regaba con esmero, decidió reunir, en un ramo, doce de las más hermosas flores de su jardín. 

Cuando las tuvo entre sus manos, se maravilló observándolas, extasiado. ¡Qué preciosas son! –se dijo- y quedó en silencio, arrobado, contemplándolas con embeleso.

La tijera, a distancia prudencial, miraba con curiosa envidia aquella escena y, en un momento, cuando Florido colocaba cuidadosamente el ramo e iba en búsqueda de un jarrón donde ubicarlas, decidió acercarse sigilosamente y, con sus brazos afilados, las cortó y dejó todos los pétalos destrozados.

Las flores, al verse atacadas y ante tan grave acometida, exclamaron: ¡No! No se ha acabado nada, falta lo más hermoso todavía.... Y se maceraron todas, se unieron, se mezclaron, se volvieron fibra, hilaza y se convirtieron en una hermosa pieza de tela de lino .

Pero... la envidiosa tijera, carcomiéndose por dentro, nuevamente se acercó, y con sus poderosos brazos hizo jirones aquella tela de lino 

Pero, ¡No! – dijo la pieza de lino - ¡No se ha acabado nada, falta lo más hermoso todavía!... 

Y llegó la aguja, con su hilo ensartado, afanada y dispuesta, cosió todos los pedazos, les dio forma a los jirones, y creó doce hermosas camisas de lino , que fueron usadas por doce elegantes hombres, lucidas en los banquetes a donde ellos eran invitados, manchadas, lavadas, expuestas al Sol y al viento, planchadas y vueltas a usar, hasta que... 

Se decoloraron, se ajaron, se deterioraron y fueron a parar al costal de la ropa vieja, olvidadas de todos.

Pero dijeron, al verse envejecidas: ¡No! ¡No se ha acabado nada, falta lo más hermoso todavía! , y entonces, fueron vendidas al ropavejero, quien las llevó a una fábrica de papel, donde se transformaron en doce pliegos de hermoso papel de lino , en los cuales se escribió todo lo sabio, todo lo bueno, todo lo bello, y fueron leídas, interpretadas, reflexionadas por muchísimas personas y, al final, lógicamente, ocuparon un sitio exclusivo de la biblioteca, pero... 

Llegaron los ratones y las polillas y deterioraron los doce pliegos de hermoso papel, los cuales, al verse destruidos, exclamaron: ¡No! ¡ no se ha acabado nada, falta lo más hermoso todavía!

De allí, sus destinos fueron a parar a una grandísima chimenea, para incinerarlos y volverlos cenizas, y quedaron sólo doce pequeñas chispas que subieron lentamente entre el hollín de lachimenea y se confundieron con las estrellas de la noche.

Entonces, exclamaron al unísono : ¡No! ¡No se ha acabado nada, falta lo más hermoso todavía!

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