miércoles, 17 de agosto de 2011

Sanarse... curarse


La vida divina está presente en cada célula de mi cuerpo.

Cuando un reto de salud surge en mí o en alguien que amo, es apropiado buscar el consejo de profesionales de la salud. 

Mas también vivifico la presencia de Dios en mí en un momento de oración.

Bendigo la vida divina en cada célula de mi cuerpo y afirmo sabiduría y claridad por el equipo médico a cargo de mi cuidado. 

Doy gracias por anticipado por mi habilidad de prestar atención y hacer preguntas correctas. 

Participo activamente en mi curación.

Con una conciencia profunda de la omnipresencia de Dios, sé que la perfección es intrínseca en todas las personas. 

Agradecido por esta conciencia, descanso, sabiendo que la curación tiene lugar.

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