Todo es un espejo, un eco y devuelve a la fuente de origen a que emana. No reflejes aquello que daña, refleja aquello que amas.
En lugar de preguntarte ¿por qué todo me sale mal? O ¿por qué no tengo lo que deseo? Revisa que es lo que emites en palaba y acción. Recuerda que cada quien tiene de la vida, aquello que merece. Si das amor, buenos deseos y palabras de ánimo, eso recibirás de regreso.
Y si aun obrando en el bien, recibes acciones y palabras que te lastiman, respira profunda y lentamente. Espera y vuelve a respirar.
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