Le pediré a la primera estrella de la noche,
que te lleve como suave brisa,
mis besos en cada uno de sus destellos.
Que por cada vez que ella titile en el cielo,
sea una sonrisa de tus labios,
al sentir que estoy pensando en tí.
Borraré todo velo de tristeza de tu alma,
con mis caricias envueltas,
entre luceritos traviesos,
que revolotean encima de tu piel,
mientras te detienes a leer estas líneas torpes.
Para que me convierta en lágrima y
te ganen las ganas de llorar,
tus ojos sean mi hogar,
y al salir de ellos,
te llene el rostro de besos.
Y a cuando tristeza hayas desahogado,
me quede en tus ojos,
para cuidarte el alma,
para quererte desde muy dentro.
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