viernes, 24 de septiembre de 2010

El Balde Chino


Una anciana señora china poseía dos grandes baldes, suspendidos en cada extremo de una vara, que ella cargaba en su espalda. Uno de los baldes estaba roto y el otro era perfecto.



Este último estaba siempre lleno de agua al fin de la larga caminata desde el torrente hasta la casa, en cuanto el roto llegaba medio vacío. Por largo tiempo esto fué así, con la señora que llegaba a la casa con solamente un balde y medio de agua.






Naturalmente el balde perfecto estaba muy orgulloso de su própio resultado y el pobre balde rajado tenia vergüenza de su defecto, de lograr hacer solo la mitad de aquello que debería hacer.



Después de dos años, reflexionando sobre su propia y amarga derrota por estar deteriorado, el balde hablo con la señora durante el camino:



-Tengo vergüenza de mí mismo, porque esta rotura que tengo me hace perder la mitad del agua durante el camino hasta tu casa.

La anciana sonrió:

-¿Haz observado que lindas flores hay solamente en tu lado del camino? 
Yo siempre supe de tu defecto y por esto plante semillas de flores en tu lado del camino. Y todos los días, cuando regresábamos, tu las regabas. Durante dos años pude recojer aquellas bellisimas flores para adornar la mesa.


- ¡Si tu no fueras como eres, yo no habría tenido aquellas maravillas en mi casa!

Cada uno de nosotros tenemos algún defecto. Pero el defecto que cada uno de nosotros tiene, es el que hace que nuestra convivencia sea interesante y gratificante.



Es preciso aceptar a cada uno por lo que es ... Y descubrir lo que hay de bueno en él.



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