Reconozco mis dones espirituales y los expreso.
La presencia de Dios en mí no es sólo la fuente de ideas divinas, sino que también me da la habilidad de actuar según ellas.
Determino utilizar mis dones espirituales para contribuir a un bien mayor en la Tierra.
Trato de discernir mis dones, desarrollarlos y expresarlos plenamente.Estoy receptivo a nuevas ideas y alerta a la inspiración divina.
Me entusiasmo al identificar un llamado en el cual invertir mi tiempo y mis talentos.
Siento la paz interna que proviene de estar en armonía con mi propósito.
La presencia de Dios en mí me inspira a expresar los dones espirituales y siento gratitud.
Todos somos canales por medio de los cuales la obra de Dios se realiza.
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