Como madre de un niño especial, me interesa enormemente el tema de la convivencia, de la sana integración de todos los seres humanos, con sus peculiaridades, con sus manías, con su personalidad.
Entender que por ser individuos, ya la propia palabra lo dice; individualidades en un general, en una sociedad no es nada fácil y menos cuando alguno de sus miembros tiene alguna condición especial, como por ejemplo: el Trastorno Generalizado del Desarrollo conocido desde hace poco como Síndrome o Trastorno Asperger.
En este caso es importante concientizar no solo a los miembros de la escuela, sino del entorno en general, de la comunidad, la familia, la congregación a aceptarnos con las diferencias que existan, seamos o no personas promedio (mal llamadas normales) pues como bien sabemos todos somos diferentes pero iguales: tenemos dos piernas, dos brazos, socializamos... y ahí está la marcada diferencia: por ejemplo, en mi caso es el Asperger desarrolla sus habilidades sociales de manera peculiar y a su propio ritmo, no como a veces se dice en teoría o se aprende en el mundo en el que vivimos.
Es importante tener en cuenta que existen diplomados, especializaciones y cursos cuyo contenido aún no integran este tipo de temas con sus estrategias, por lo que es importante agregar material que forme a nuestros profesionales, padres y representantes en habilidades sociales y normas de convivencia para personas con discapacidad y condiciones especiales de vida.
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