viernes, 25 de marzo de 2011

La Familia Funcional y Disfuncional - III



Evolución de las características de la Familia: De lo Funcional a lo Disfuncional

Una familia funcional puede ir desarrollando casi imperceptiblemente una serie de características que lo van conduciendo hacia una  disfuncionabilidad dependiendo de las características de esta para perfilar determinada patología familiar o individual. No existe una Disfuncionabilidad transitoria, es decir que una familia no puede ser funcional en un determinado momento y disfuncional posteriormente dado que para que sea considerada como tal es necesario que permanezcan las pautas disfuncionales un tiempo indefinido produciendo trastornos específicos o inespecíficos en sus integrantes.

• Evolución hacia lo disfuncional en cuanto a los roles complementarios

Cada familia desempeña sus roles de acuerdo a lo previamente establecido por la sociedad y en compatibilidad con las necesidades y potencialidades de la propia familia. Cuando uno de los integrantes ejecuta sus actividades, roles y funciones con satisfactoria performance puede suceder también que otro de sus miembros se abstenga de desempeñar su rol previamente establecido por el sistema familiar, lo realice de manera poco adecuada, o se inhiba de realizar dicha función por cuanto supone que éste miembro va a sustituirlo en la actividad y lo que es más, presupone que va a tener un mejor desempeño. Y es que muchas veces en el sistema familiar los roles o funciones de sus miembros requieren de uno opuesto o al menos complementario.

Cuando un hijo adolescente mantiene su dormitorio y habitación de estudio desorganizado y desaseado, el rol Complementario Disfuncional puede ser el que cumpla el hermano mayor o padre sobreprotector quien lo va a sustituir en dicha actividad «organizándole» o aseándole la habitación. El rol complementario funcional es el que puede cumplir la madre contradictoriamente al padre sobreprotector o hermano mayor y es quien será la que le fije los límites, y recuerde las funciones que le corresponden con el objetivo que vaya incorporando mecanismos de autocontrol en la autorganización de su medio ambiente.

Los roles complementarios-disfuncionales se conciben entonces como el reemplazo en el desempeño del rol original establecido por la propia familia o la sociedad para uno de sus integrantes de parte de uno de sus miembros exonerándolo de dicha responsabilidad. La disfuncionabilidad en cuanto a roles complementarios le impide a su integrante el entrenamiento e incorporación de conductas saludables que le posibiliten -en etapas más avanzadas de su vida- la internalización de conductas mucho más complejas y útiles para su desarrollo personal.

• Evolución hacia lo disfuncional en lo concerniente al equilibrio familiar y la resistencia al cambio

Todo grupo familiar se estructura y genera una dinámica particular que le otorga un equilibrio armónico y persistente en su ciclo vital.

Existen familias que son resistentes al cambio y/o modificaciones en su interior, pero a la vez cuando suceden las crisis naturales que éstas suelen vivir tienden a retornar a su habitual posición de armonía y de equilibrio, reestructurando sus roles o la estructura organizacional de sus miembros. La flexibilidad con que una familia modifica sus roles o se adapta a nuevos y numerosos cambios depende de sus recursos y las metas que ésta tenga, las cuales deben de ser compatibles a la vez con las metas y recursos de sus propios integrantes.

No obstante existen ciertas familias que se resisten a las modificaciones que su ciclo vital y su propia historia les impone la no aceptación implícita del crecimiento de los hijos a quienes sobreprotegen y sustituyen en sus roles, impidiendo su desarrollo psicológico y/o social y a los cuales además continúan llamando por el diminutivo de su nombre: «Luchito», «Anita», a pesar de ser mayores de edad.

Otra de las modalidades en la resistencia al cambio y el equilibrio familiar, son las «Alianzas Disfuncionales» que se producen en ciertas familias entre «la recién desposada y su madre» no existiendo flexibilidad y apertura para que una nueva persona (el yerno) se integre a la familia.

En estas circunstancias la «Nueva Alianza» se cohesiona dejando al margen al otro miembro de la nueva pareja continuando la madre de la nueva esposa con el antiguo rol sobreprotectivo, invasivo, complementario y determinante en las decisiones internas de la nueva pareja interfiriendo en su adaptación no siendo considerada por la madre como una nueva pareja que da origen a una nueva familia.

Esta situación es más aguda cuando la nueva pareja pasa a vivir a casa de los padres de ella, o en su defecto a casa de los padres de él. Por ello la imagen negativa y caricaturesca de la «suegra», definiéndola como la madre que no ha modificado su rol, el cual ha quedado estático en un determinado momento del ciclo vital de la familia y continúa desempeñando su rol original sobreprotectivo/ disfuncional en contra de su devenir histórico.

Y es que la mayoría de los cambios en la familia producen crisis en su interior lo cual hace que sus integrantes movilicen sus propios recursos para retornar a su antiguo estado de equilibrio. De no existir flexibilidad para reacomodarse a las crisis naturales o accidentales y superarlas, surge una disfuncionabilidad que pone en peligro la salud mental de sus integrantes.

• Evolución hacia lo disfuncional en cuanto a la organización y la normatividad en la familia

Una familia se organiza de acuerdo a los roles que la comunidad ha propuesto para todas las familias y en compatibilidad con los proyectos, recursos y metas de ésta y de sus integrantes. La forma de organizarse y normar los comportamientos son en base a reglas explícitas,  el horario de retorno a casa de parte de los hijos, la organización del dormitorio o los aportes individuales dentro de lo que vienen a ser las tareas domésticas, hasta las implícitas matizadas de valores, creencias y mitos, o heredadas por los padres y transferidas a los hijos con el objetivo de conservar la unidad y armonía de sus integrantes.

La información súbita de la existencia de una hermana fuera de la familia formal e hijo del padre de dicha familia con otra señora, suele no tratarse de manera abierta y hasta se oculta convirtiéndose en un tabú familiar por que de hacerlo se concibe como infidencia. Así suele suceder en múltiples familias ante el nacimiento del hermano mongólico al cual ocultan como una norma organizándose la familia para cumplir dicho rol. O el surgimiento de un adicto a drogas en el interior de la familia lo cual se calla, oculta y protege para que no sea sancionado por la sociedad ante la comisión de sus faltas, llegando inclusive a postergar indefinidamente la búsqueda de ayuda especializada para abordar su enfermedad.

• Evolución hacia lo disfuncional en cuanto a la familia y su identidad

Los miembros de la familia en base a los lazos de consanguinidad, afectivos y a su historia, se cohesionan, unen e identifican. Ante la amenaza de agentes externos que ponen en riesgo alguna información «secreta» patrimonio exclusivo de la familia, ésta se une y cohesiona con mayor fortaleza para protegerse del desequilibrio que pueda causarle y del trastoque de la imagen de la familia, Cartwright (1986). Referente a la identidad familiar su membresía puede cumplir un doble rol: el funcional por que los protege y fomenta la identidad de sus integrantes hacia un grupo saludable, promoviendo la incorporación de sistemas de conductas y valores que en la familia se preconizan.

Y el disfuncional por que ante la crítica a uno de sus miembros o su cuestionamiento ésta se cierra, sin analizar ni reflexionar ante la verdad o falsedad de la información impidiendo la modificación de dicho comportamiento. Esto explica el por qué en ciertos grupos familiares los enfrentamientos con la norma social de parte de uno de sus integrantes no son debatidos soterrando dicha conducta promoviendo su perpetuación.

Esto lo encontramos comúnmente en los casos de adicciones a sustancias químicas cuando el adicto comienza a desarrollar comportamientos típicamente disociales (si es menor de edad) o antisociales o psicopáticos (de ser adulto), como el consabido robo de accesorios de autos en la vía pública, o su ingreso en la microcomercialización de drogas ilegales. Cuando a la familia le informan de tales conductas a veces la reacción de esta es cerrarse y negar el hecho para proteger al adicto y de esta ingenua manera creen cuidar «el buen nombre de la familia» no tratando el asunto de manera directa para abordarlo adecuadamente.

De la misma manera suele suceder cuando a ciertos padres les informan acerca de las relaciones amicales nada adecuadas ni saludables que están teniendo sus hijos y que los pueden conducir a situaciones de riesgo. Ciertos padres reaccionan de manera violenta negando el hecho y no dando información al respecto, sin tratar tampoco el caso de manera directa entre sus miembros o con el personaje identificado.

• Evolución hacia los disfuncional referente a la herencia y el ciclo vital familiar

Toda familia consta de dos elementos intrínsecos: el aspecto biológico donde está situado lo genético y el aspecto antropológico/cultural donde está situado el devenir de sus individualidades es decir con sus usos, costumbres, y sistemas de creencias, los cuales después de cumplir su ciclo de vida, desaparecen, a esto se le denomina «Generaciones».

La sumatoria de estos dos aspectos: el genético más el generacional integran la historia de una familia esto es lo equivalente a la herencia de los cuales no está exento ningún miembro del sistema familiar y ninguna familia. Su historia consta de una serie de eventos que han diseñado y realizado sus integrantes de manera individual y como grupo familiar. Su historia los une y tratan de conservarla, pero también puede amenazar desintegrarlos.

Eventos de los cuales pueden sentirse orgullosos y vanagloriarse o pueden deshonrar y devaluar la imagen familiar hace que utilicen mecanismos psicológicos en el interior de la familia para evitar sean divulgados si no los creen convenientes. Dichos mecanismos pueden sustituir el significado de los hechos como también al significante de los mismos para ello comparan el evento y si lo observan amenazante lo modifican.

Por ello los psicoterapeutas al momento de confeccionar la historia clínica y analizar los datos de una familia encontramos que en circunstancias el mismo evento es narrado de manera diferente por diversos miembros de la misma familia, o en su defecto si este ocurrió de una específica manera, la forma de interpretarlo es de una forma muy particular teniendo el grupo familiar en su totalidad un enfoque diferente del discurso o simplemente este no es consensual.

De esta manera se pueden soterrar datos importantes o distorsionarlos por que son una amenaza para la historia o conservación de la familia como también se pueden divulgar y difundir masivamente por que son saludables y de esa manera se reafirma su historia y cohesiona su membresía. Así tenemos si ha existido un homicida en la familia, lo importante no e

s la muerte que ocasionó sino que fue lo que produjo el homicidio, invirtiendo de esta manera el significado, pudiendo interpretarlo de la siguiente manera: «...y fue un valiente pues limpió la honra de la familia dándole muerte al que deshonró a la hermana...»; o en su defecto si se tiene en sus filas a un antecesor que fue adicto a las relaciones coitales, alcohólico y que tocaba guitarra, se interpreta el hecho de la siguiente manera: «...el abuelo fue un bandido, le llamaban el padre de la patria y fue a la vez un gran bohemio y compositor: lo inspiraban en sus canciones la bebida y las mujeres...».

Estas interpretaciones son trasladadas de generación a generación y un miembro de la familia las recibe como herencia al nacer. Esta forma de interpretar la realidad se constituye como un factor de riesgo por cuanto los integrantes de la familia aprenden a distorsionar los hechos o a no otorgarles el valor real que les corresponde.

De existir un adicto a drogas ilegales o al alcohol en la familia el cual está ocasionando perjuicios en la economía y en las relaciones sociales, la familia puede interpretar el hecho diciendo que «...ha salido al tío Juanito, y esperamos que cuando tenga 30 años, se componga como lo hizo él y siente cabeza...» dejando de esta manera dicho comportamiento al azar.

• Evolución hacia lo disfuncional en lo referente a la preservación de la historia familiar

Algunos de los acontecimientos relevantes que suceden en las familias son transferidos de generación en generación como fuentes orales, estos con el transcurrir del tiempo pueden ser distorsionados o conservados casi intactos convirtiéndose a veces en dogmas familiares. Sin embargo también existen ciertos acontecimientos familiares que de ser difundidos al exterior debilitan y hasta distorsionan la imagen de la familia.

Si alguno de los integrantes mantuvo una conducta disocial o antisocial que denigra el buen nombre de la familia, éste evento puede ser explicado de una manera distorsionada o de lo contrario a pesar de estar informada la membresía se puede convertir en un «tabú», siendo considerado como un evento que no se comenta, cuestiona, ni revisa.

Existen hechos realizados por alguno de los integrantes de la familia  que a pesar de ser conocidos por casi la totalidad de sus miembros e incluso en el exterior del grupo familiar no se comentan convirtiéndose en un «secreto a voces», siendo la propia familia quien establece los límites para que la imagen de ésta no se distorsione y conserve cohesionada, con proyección positiva y esté en la capacidad de desarrollarse a través del tiempo.

Con relación a las adicciones a las relaciones coitales de parte del padre o del abuelo, la negación de haber tenido hijos en el exterior de la familia es lo común y a pesar de ser conocido el hecho entre la membresía familiar, e incluso fuera de ésta, se convierte este hecho en un «Tabú», del cual no se habla, o si se hace, se realiza en corrillos o en la penumbra de una conversación alrededor de una fogata de campamento en un fin de semana. Las crisis familiares suelen suceder a veces ante la muerte del padre cuando el hijo «ilegal» acude al velorio y a la membresía no le queda otra alternativa que aceptarlo o en su defecto rechazarlo, negando su vinculación familiar.

• Evolución hacia lo disfuncional en cuanto a la estructura del esquema triangular

Existen sistemas familiares donde la historia familiar está por sobre la estructura de la familia, sacrificando a los integrantes de la misma. Es más importante para algunas personas el pasado y su conservación que la realidad y salud de sus integrantes. La forma como se conduzca la administración del poder y la autoridad en el interior de la familia es importante para el desarrollo y crecimiento de sus integrantes, lo cual da origen a los roles y las relaciones entre su membresía de manera tal que existen estilos de autoridad, circulación de la comunicación, formas de expresar el afecto, maneras de administrar las normas familiares que perfilan determinados patrones de crianza de los hijos así tenemos:

• Padres con Patrón de crianza disfuncional-autoritario: Bajo este patrón comportamental de crianza disfuncional los padres o las personas que asumen dicho rol se comportan de manera drástica, rígida e inflexible considerando que lo más relevante es el cumplimiento de la norma, el reglamento, la orden y la preservación de la autoridad. Los padres bajo este patrón de crianza denotan un comportamiento de inmadurez, son insensibles y altamente exigentes con el cumplimiento de las funciones familiares, tareas encomendadas a los hijos y en su formación en general. La observación y cumplimiento de la normatividad y sus correspondientes
sanciones a los transgresores es supervigilado y cumplido estrictamente como sinónimo de fidelidad, cariño, amor e identificación con la familia.

Verbalizaciones del siguiente tipo:

«Parece que tú no me quieres por que no me obedeces...»,
«Los hijos deben obediencia a sus padres si sienten cariño por ellos...»
«Quieres matar a tu madre con tus irresponsabilidades y malacrianzas, pareciera que no la amaras...»,
«Te quiero mucho porque eres muy ordenada...»
«El amor de los hijos es no hacer sufrir con su indisciplina a los padres...»
«El amor significa obediencia...»
«Si me quisieras, no sacarías malas notas en el colegio».

Estas conceptualizaciones enmarcan el sistema ideativo del patrón de crianza para este tipo de padres. El cumplimiento de la normatividad y respeto a la autoridad es considerado como sinónimo de afecto y no como un elemento dentro del aprendizaje de la autorganización de su espacio o incorporación del autocontrol. Evitar el desorden la desorganización, la usurpación de funciones, la invasión de espacios socio-familiares y la transferencia de roles que no le corresponden a otros integrantes de la familia son los objetivos más relevantes en este patrón-disfuncional de crianza.

Referente a sus afectos: son fríos, distantes y drásticos. Mediante esta manera de abordar el manejo y formación de los hijos, se les limita el desarrollo y crecimiento personal por cuanto a la vez se les impide la posibilidad de la incorporación de una serie de mecanismos de autocontrol para su posterior desarrollo. Por ello existen casos en que la conducta social que realizan los hijos, en la etapa adulta es cautelada mediante ciertos mecanismos de control que externamente desempeñan aún los padres, lo cual impide que los hijos logren incorporar definitivamente mecanismos de autocontrol que puedan ser aplicados en etapas posteriores de su vida.

Con el transcurrir del tiempo cuando están en la fase de la elección de pareja, existe una gran posibilidad que compatibilicen con personas que sustituyan a los padres en esta función, es decir con alguna pareja que controle externamente su comportamiento por que ellos no han logrado incorporar sus mecanismos de control suficientes para constituirse en su «locus de control». La pareja entonces asume el rol del control externo, iniciándose una segunda dependencia psicológica que con el transcurrir del tiempo puede riesgosamente ser sustituida por la dependencia a alguna sustancia química que produzca adicción o desarrollar alguna adicción atípica.

• Padres con Patrón de crianza funcional-autoritativo: El sistema comportamental que desarrollan los padres con este tipo de crianza se basa en la mediana exigencia del cumplimiento de la norma familiar. Fomentan el autocontrol mediante situaciones experimentales en el seno de la familia.

Utilizan muchas veces para el aprendizaje de sus integrantes la presentación de casos hipotéticos para evidenciar errores o aciertos en la conducta de terceros y promover el manejo de situaciones similares adecuadamente. Suelen recordarles a menudo las instrucciones para el cumplimiento acertado de tal o cual actividad.

Bajo este tipo de crianza los padres promueven en los hijos que se anticipen a las consecuencias, que aprendan a manejar los elementos de su medio ambiente para alcanzar sus metas, que expresen adecuadamente sus emociones, afectos y que establezcan sus límites personales y los hagan respetar. Bajo este patrón de crianza, lo padres aprenden a desarrollar conductas de observación y vigilancia sobre sus hijos pero sin causar conflictos ni saturarlos con interrogatorios ociosos ni perseguidores. Se mantienen en actitudes racionales ante la solicitud del cumplimiento de normas y reglamentos o ante la transgresión de éstos.

En ellos predomina la lógica y algo de afirmación del poder y autoridad que les otorga el ser padres y tener cierta experiencia para lograr que los hijos cumplan sus expectativas. El riesgo de la aparición de adicciones en hogares con este patrón de crianza es reducido, más no nulo.

• Padres con Patrón de crianza disfuncional-permisivo: La crianza de los hijos bajo un sistema disfuncional/permisivo se caracteriza por la elevada laxitud en el cumplimiento o no de las normas y reglamentos familiares. Los padres se muestran permisivos y súper cuidadosos de no herir sensibilidades en los hijos; se esmeran en la manera de impartir los mensajes en cuanto a su contenido y forma.

Para este tipo de padres es más relevante mantener una tranquila relación con los hijos, el evitar resentimientos, el no causar dolor psicológico en ellos, subordinando y sacrificando para ello el cumplimiento de las órdenes parentales y las funciones y roles que deben de ejercer los hijos y los padres. Lo característico radica en que las ordenes son impartidas pero ninguno de los padres se responsabiliza por cautelarlas y realizar el seguimiento para su cumplimiento de tal manera que los hijos tienen dificultad para incorporar las normas e instrucciones imposibilitando que introyecten necesarios mecanismos de autocontrol.

Los padres que ejercen este patrón de crianza se comportan desinteresados o impotentes para hacer que sus hijos se conduzcan de manera analítico-reflexiva ante sus propios errores o requerimientos y puedan postergar o manejar adecuadamente el placer que les genere determinado estímulo o circunstancia. Uno de los comportamientos predominantes en la adolescencia es la movilización constante en base a sus emotividades, y búsqueda del placer y esta característica le es difícil manejar a este tipo de padres. Hijos que se forman en un clima familiar de este tipo se les considera de elevado riesgo para las adicciones.

• Padres con patrón de crianza disfuncional-negligente La ausencia de un comportamiento parental de consejería, orientación, asesoramiento, o en su defecto de crítica y cuestionamiento ante las conductas inadecuadas de los hijos es lo característico en este patrón de crianza. La falta de sensibilización de parte de los padres para aportar ante los eventos que demandan orientación y conducción. El estar ausentes para apoyar con su
afecto y consejo en las naturales etapas de crisis durante la evolución psicológica de sus integrantes hacen de estos hijos personas de riesgo. Los argumentos que los padres esgrimen o pretenden hacer que sustenten este patrón de crianza, pueden ser los siguientes:

1. «Que aprendan solos...»,
2. «Que sean racionales...»
3. «Yo he pasado por lo mismo y salí bien...»,
4. «Yo he aprendido de la vida, a mí nadie me ha enseñado...»
5. «Ya son lo suficientemente grandes»
6. «Para aprender uno tiene que sufrir»
7. «Uno tiene que aprender a ser hombre»

Dentro de la casuística de la disfuncionabilidad existen casos en que debido al comportamiento de la madre por poseer un diagnóstico de Adicción a su Pareja o de parte del padre -por estar desarrollando algún tipo de adicción, o poseer déficit en su conducta que lo hace meritorio de parte de su esposa a una constante ayuda hace que queden los hijos a su libre albedrío estando en constante riesgo -al menos uno de ellos- en llegar al uso de drogas y alguno de los otros a desencadenar una adicción no convencional.

En este tipo de hogares los hijos desempeñan roles complementarios disfuncionales que logran mantener el equilibrio de la familia y evitar su desintegración a costa de la salud mental de sus integrantes.

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